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SUSANARODRIGUEZ

A  R  T  I  S  T  A  V  I  S  U  A  L

La pintura ha sido una herramienta para lograr el encuentro con lo más profundo de mi ser, en donde pasan las horas, pero se detiene el tiempo...

Desde niña supe que estudiaría la Licenciatura de Diseño Gráfico (DG) aunque seguramente ni siquiera lograba comprender lo que éste implicaba, disfruté muchísimo esa etapa hasta que la vida me ofreció un camino diferente por lo que dejé en pausa mi gran pasión, aunque no por mucho tiempo ya que la necesidad interior me llevó a buscar una nueva alternativa. En ese momento tenía la idea de que yo no era buena dibujante pero quería romper con la influencia que había dejado el DG en relación a lo geométrico, la forma y la estructura, cambiando el lápiz y la regla por el pincel. Tuve la fortuna de estudiar en la época donde todo se realizaba a mano, el mundo digital aún no invadía nuestro restirador.

Comencé a experimentar con la pintura abstracta, durante mi búsqueda comprendí que para aprender a romper la forma es esencial tener la técnica del dibujo, por lo que es necesario paciencia, observación al detalle, dedicación y mucha práctica.

Durante mi aprendizaje he recibido la enseñanza de grandes maestros como Luis Nishizawa, pintando al temple; Emilia Sirrs, Irma Grizá de quien  aprendí que la obra comienza desde que se prepara la tela y cuya influencia se percibe en mi trabajo  y también de Gabriela Bibriesca en la abstracción.

Mi día de trabajo es un ritual que comienza vistiendo mi overol, preparando mi café y eligiendo mi playlist de acuerdo al ánimo del momento. Cuando inicio una obra nueva cierro los ojos y hago una pequeña meditación contactando las emociones y sensaciones presentes y permito que ellas me ayuden a elegir los colores para preparar mi paleta y le pido al lienzo que me guíe… Se convierte en un diálogo entre el lienzo, la paleta y mi interior. Es aquí donde el error no existe, cualquier accidente es una oportunidad, permito que el trazo sea libre, a veces sutil otras audaz e intenso, las posibilidades son infinitas, cada etapa de la obra deja su huella. En ocasiones la obra surge de primera intensión y en cuestión de horas puede estar terminada, aunque la mayoría de ellas toman su tiempo, dejo secar y darle oportunidad a iniciar de nuevo el diálogo aunque siempre la vibración anterior se hace presente. Es por esto que el óleo es mi técnica favorita, tengo la libertar de mezclar en fresco y en ocasiones me exige darle su tiempo para dar paso a la reflexión.

Hay momentos en que surgen las voces interiores que me hacen dudar de mi trabajo, si la técnica es correcta o si mi discurso es adecuado, aunque detesto que suceda, creo que esta confrontación es necesaria para replantearme en donde estoy y a dónde voy. Hace unos años esa voz interior se me presentó a través de uno de los maestros con los cuales trabajé, su crítica y desagrado a lo abstracto era radical, aseguraba que era el refugio de un mal artista por su pobre conocimiento de la técnica; esto provocó un bloqueo y parálisis, no solo no sabía que pintar, era que definitivamente no lo podía hacer.

Pasaron un par de años para volver a tomar el pincel, fue difícil volver a encontrar inspiración e impulso. Esta experiencia me obligó a buscar más allá, a observar, a visitar museos y conocer el trabajo de cuanto artista tuviese oportunidad, expandí mi criterio y conocimiento. Hoy en día admiro y respeto el trabajo de cualquier artista, observo el detalle, su técnica y aprendo de todos. He aprendido a desaprender.

Admiro a los grandes maestros en la historia, por lo que disfruto desde una pintura rupestre, pasando por una obra del Renacimiento hasta el Arte Contemporáneo. Reconozco que aún me es difícil comprender el arte conceptual pero no por ello dejo de observar y aprender del mismo. Me identifico con artistas del expresionismo abstracto como Mark Rothko, Franz Kline, Robert Motherwell o de la generación de la ruptura como Manuel Felguérez, Gunther Gerzso, Mathias Goeritz y Lilia Carrillo.

Con el color y la forma pretendo transmitir mis emociones y sentimientos. Además de  descubrir el espacio que se encuentra en medio de las cosas, el entre que separa, que une y que resuena con mi interior e invitar al espectador  a ver mas allá de lo que está delante, a cuestionar la primera impresión, a observar una y otra vez hasta descubrir el sin fin de posibilidades que una sola obra puede mostrar, por que cada observador va a ver una parte se si mismo en ella, discernir sensaciones y emociones diversas; evocar recuerdos e incluso supeditarse al momento en que cada uno se encuentra ya que siempre será proyectiva...

El arte es una provocación a mirar al interior cuando sabes ver desde la unidad.

 

-Susana Rodriguez

Susana Rodriguez® ​     Copyright ©FernandaSalgado

 

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